lunes, 28 de julio de 2008

Humanita




culture

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Kúwai, el Creador, hizo el mundo de una sola vez, pero para crear a los hombres tuvo que hacer varios intentos. Primero los hizo de arcilla, pero ésta se desmoronó bajo la lluvia. Probó entonces hacerlos con cera, pero la cera se derritió con el sol. Los hizo por fin de una madera fuerte, y entonces una rata mítica les talló los genitales y les dio la posibilidad de procrear. A los hiwi les fueron dadas dos almas – Yéthi y Húmpe. La primera es invisible y deja al cuerpo mientras duerme, para poder aparecer en los sueños de los demás. La otra, luego de morir, viaja hacia el hogar de Kúwai, donde vive con riqueza y abundancia de comida.




hiwi

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Hiwi significa "gente de sabana". Los hiwi, en efecto, habitan tradicionalmente las tierras bajas entre los ríos Meta y Vichada en Colombia. En Venezuela, hay poblaciones hiwi en los Estados Apure, Guárico, Bolívar y Amazonas.

Los cronistas de los siglos XVII y XVIII describieron a los hiwi como un pueblo de costumbres nómadas, cazadores y recolectores. Su larga historia de conflictos violentos, que se extiende hasta nuestros días, provocó cambios drásticos en su forma de vida.

Cuando los hiwi visitan los poblados criollos, visten ropa corriente: camisa y pantalón los hombres, y vestidos de algodón las mujeres. En sus poblados, aunque cada vez menos, usan sus tradicionales guayucos de tela o de una corteza vegetal llamada marima. Suelen usar collares de cuentas de vidrio y amuletos ceremoniales, de carácter shamánico, fabricados con dientes de animales, pezuñas y picos de aves.

El arte textil es un aspecto importante de su cultura material. Tejen chinchorros de buena factura con fibras de moriche o cumare, en telares de doble trama horizontal.

La cestería es una ocupación principalmente masculina. Tejen cestas para cargar, cernir y almacenar alimentos, que decoran con diseños geométricos pintando urdimbre y trama en colores rojo y negro. Desde hace poco, las mujeres se han incorporado al tejido de cestas destinadas a la venta.

La alfarería es un oficio femenino propio de la estación seca. Las vasijas se hacen en una base modelada sobre la cual se enrollan anillos de arcilla. Una vez secas, se queman en una pira a fuego abierto, y luego se decoran utilizando tintes vegetales.

Últimamente y como consecuencia de la introducción de vasijas de aluminio y plástico, la alfarería ha comenzado a decaer, incluso la que solían hacer para vender a los criollos, como jarras con formas femeninas ricamente decoradas con motivos geométricos.

Aunque no tienen fama de buenos navegantes, los hiwi fabrican curiaras, canaletes y balsas con un árbol semejante al cedro al cual dan forma con fuego, hacha y machete. Por su rústico acabado y su manufactura rudimentaria, la curiara parece ser un objeto de reciente adquisición. Los canaletes son de mango redondo y pala ovalada.

Para las ocasiones festivas, fabrican instrumentos musicales de viento y percusión. Las flautas de tres orificios se realizan con huesos largos de venado. Son frecuentes las flautas de Pan, compuestas por cinco o seis tubos de caña brava, que se tocan alternando entre sí y con un instrumento singular hecho con el cráneo y los cuernos del venado.

La maraca es su principal instrumento sonoro de carácter shamánico. La hacen con una tapara que graban con motivos geométricos, y en el extremo superior atan a manera de penacho las plumas negras del paují.





Referencias

Johannes Wilbert, Indios de la región Orinoco Ventuari, Fundación la Salle de Ciencias Naturales, Caracas,1966.

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